Desde hace algún tiempo, ha sido fácil observar que Haití se está hundiendo en un lío que no podemos describir.

El país ha perdido todos sus valores. Todos nuestros grandes cerebros han sido inútiles, porque el sistema analfabeto los bloquea, e incluso los amenaza.

Otros países vecinos nos han borrado entre pueblos. Simplemente piensan en nosotros como "mierda", y un bosque en el que solo viven animales salvajes.

Es triste decirlo, pero todos los abrigos cortados en la parte trasera del país tienen buenas telas por eso. Tienen buenos recursos, buenos datos y buenos comentarios sobre las imágenes negativas que seguimos compartiendo.

1. El país no está gobernado.
2. Un presunto presidente sigue haciendo falsas promesas, gestionando y creando crisis tras crisis.
3. Problemas de inseguridad en todas sus formas que dan lugar a secuestros politizados, pobreza, inmundicia, hambre y falta de atención sanitaria…

Necesitamos un poco de conciencia para ver claramente el fin del país en nuestras manos como lo ven otros países.

Hemos abandonado a la juventud, un pueblo que los gobiernos han convertido en gánsteres y los hemos dejado en las calles sin hacer nada.

Tenemos gobiernos corruptos hasta los huesos, a los que solo les importa la gestión de su poder. Siguen creando grupos de pandillas.

Todo el mundo ya sabe lo que estamos diciendo aquí porque no es ningún secreto.

Vivimos bajo una dictadura que rompe la moral, que destruye y destroza el estado del ser humano, donde los gobernantes no ven ni al pueblo ni al país, sino solo a sí mismos.

¡Un país donde su propio gobierno mata a la justicia!

Un país donde el gobierno tiene su propio grupo de bandidos para provocar disturbios.

Un país donde todo el mundo vive en pánico.

Un país donde el gobierno destruye todo lo que pueda servir de base para el desarrollo. ¿Qué podemos esperar?

Hay varias razones que explican esta complicada situación en la que vive hoy el pueblo haitiano. Y para citarlos, no necesitamos asistir a las principales escuelas políticas o diplomáticas. Primero, la escuela política más grande es la calle.

Nuestros ojos y oídos son testigos. No necesitamos ayuda de expertos para explicar los problemas de nuestro país o sus causas.

Lo que atraviesa Haití es el resultado de un país que no está bajo su propio control.

Los resultados de un país donde quienes lo dirigen son corruptos, marionetas, besadores de culo de extranjeros y colonizados mentalmente.

Entonces, si realmente soñamos con una nueva Haití, donde seríamos el Primer Pueblo Negro verdaderamente libre, donde dejaríamos de depender de otros países, donde entenderíamos el concepto de desarrollo y justicia, y donde sepamos aplicarlos, tenemos que empezar a derribar esas barreras.

Las barreras extranjeras y los gobiernos corruptos bloquean al pueblo.

Las barreras que les hacen pensar que son el hueso que se le clavó en la garganta de la gente, donde se olvidan que el pueblo haitiano no tendrá miedo de vomitarlos como son.

Debemos haber una segunda revolución. Debemos eliminar este sistema opresivo. Realmente no será fácil, pero es posible, sobre todo si somos conscientes de nuestra situación y dónde deberíamos haber estado como los Primeros Negros que hicieron historia eterna, los Primeros Negros en saborear la libertad en Haití, patria de libertad.

¡Haitianos, despierten por donde estén! ¡Haití no debe morir!

Geraud Charles
Exdiputado del Pueblo
47° Legislatura
9 de febrero de 2021

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 Viré monté